En más de una ocasión hemos oído hablar de la esclerosis múltiple y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Puesto que ambas son enfermedades neurológicas, de origen desconocido y comparten lo de “esclerosis” en el nombre, esto hace que muchas personas las confundan o piensen que son muy similares. Pero en realidad existen muchas e importantes diferencias entre la esclerosis múltiple y ELA, tanto en el daño neurológico, como en los síntomas, la edad de afectación, el tratamiento, la progresión y la esperanza de vida.
Si quieres conocer cuáles son las diferencias entre ELA y esclerosis múltiple, así como los distintos tratamientos de neurorrehabilitación que desarrollamos en Lescer para ambas enfermedades, te invitamos a seguir leyendo.
Diferencias entre ELA y Esclerosis Múltiple
Naturaleza de la enfermedad:
- ELA: Es una enfermedad neurodegenerativa que causa la muerte progresiva de las neuronas motoras.
- Esclerosis múltiple: Es una enfermedad autoinmune donde el sistema inmunitario ataca la mielina (cubierta protectora de los nervios) en el cerebro y la médula espinal.
Células/Áreas afectadas:
- ELA: Afecta específicamente a las neuronas motoras, que controlan el movimiento voluntario.
- Esclerosis múltiple: El daño ocurre en la mielina de los nervios en el cerebro y la médula espinal, pudiendo afectar diversas funciones.
Síntomas principales:
- ELA: Predominantemente debilidad muscular progresiva, atrofia, calambres y parálisis que afectan el movimiento, el habla, la deglución y la respiración.
- Esclerosis múltiple: Síntomas muy variados que pueden incluir problemas motores, sensitivos (entumecimiento, hormigueo), visuales, de equilibrio y cognitivos, entre otros.
Afectación de sentidos y cognición:
- ELA: Generalmente, los sentidos y las funciones cognitivas suelen permanecer intactos.
- Esclerosis múltiple: Es común que los sentidos y las funciones cognitivas se vean afectados (por ejemplo, problemas de visión, memoria a largo plazo o concentración).
Patrón de progresión:
- ELA: Tiene una progresión constante y generalmente rápida, sin periodos de mejoría.
- Esclerosis múltiple: A menudo presenta un patrón de brotes y remisiones, donde los síntomas aparecen y luego mejoran (aunque existen formas progresivas con empeoramiento gradual).
Tratamiento y pronóstico:
- ELA: No tiene cura; los tratamientos se enfocan en manejar los síntomas. La esperanza de vida es limitada.
- Esclerosis múltiple: No tiene cura, pero existen tratamientos que pueden modificar el curso de la enfermedad, reduciendo los brotes y la progresión de la discapacidad. La esperanza de vida puede ser similar a la de la población general con un manejo adecuado.
¿Qué son la ELA y la esclerosis múltiple?
Aunque la esclerosis múltiple y la ELA son enfermedades que afectan al sistema nervioso y pueden tener síntomas neurológicos en común, como los problemas de movilidad, lo cierto es que son enfermedades distintas con causas y tratamientos diferentes.
Por un lado, la esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca a la mielina del cerebro y de la médula espinal. La mielina es una sustancia que recubre las fibras nerviosas y facilita la transmisión de señales eléctricas entre las células nerviosas. Cuando se destruye la mielina se forman cicatrices (esclerosis), lo cual puede dar lugar a problemas de movilidad, debilidad, entumecimiento, fatiga, problemas de visión y dificultades en la coordinación, entre otros.
La hipótesis patogénica más aceptada es que la esclerosis múltiple se debe a la conjunción de una determinada predisposición genética y a factores ambientales, como el virus de la mononucleosis, que, al aparecer en un mismo sujeto, originarían esa respuesta inmune.
La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica que puede tener episodios de recaída y remisión o progresar de manera constante con el tiempo. En definitiva, afecta a cada persona de manera diferente.
Por su parte, la esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las neuronas motoras del cerebro y médula espinal. A medida que las neuronas motoras se degeneran y mueren, los músculos pierden su capacidad para funcionar, lo que conduce a problemas de movilidad, debilidad muscular, atrofia y parálisis.
Por el momento, aún no se conocen la causas exactas de la ELA ni qué combinación de fenómenos conllevan a la neurodegeneración. A pesar de que entre un 5 y un 10% de todos los casos de ELA son familiares, las investigaciones etiológicas sugieren claramente factores exógenos más que genéticos en el origen de esta enfermedad.
¿Cuál es la edad de diagnóstico?
Otra de las diferencias entre esclerosis múltiple y ELA es la edad del diagnóstico. El diagnóstico es más frecuente en mujeres cuando hablamos de esclerosis múltiple y suele ocurrir entre los 20 y 40 años, situando la edad media de diagnóstico en los 29 años.
Además, la edad de una persona en el momento del diagnóstico de esclerosis múltiple puede influir en la progresión de su enfermedad. De este modo, si aparece entre los 20 y los 35 años, suele darse la esclerosis múltiple remitente-recurrente (EMRR), y si comienza a partir de los 40 años suele ser una esclerosis múltiple primaria progresiva (EMPP)
Por su parte, la mayoría de las personas que desarrollan ELA tienen entre 40 y 70 años, con un promedio de 55 años, y suele ser más frecuente en los hombres.
No obstante, en ambos casos, son enfermedades que pueden dar síntomas a edades más tempranas o tardías, de ahí que haya diferencias entre esclerosis múltiple y ELA.
Síntomas extendidos de cada enfermedad: Esclerosis múltiple y ELA
Al comienzo, la esclerosis múltiple y la ELA pueden compartir signos y síntomas similares, como la debilidad y rigidez muscular, dificultad para mover las extremidades, descoordinación de movimientos, etc. Pero, a medida que ambas enfermedades van progresando, aparecen las diferencias entre la esclerosis múltiple y ELA
Síntomas de la esclerosis múltiple
Los síntomas de la esclerosis múltiple pueden ser muy variables. De hecho se la conoce como la enfermedad de las mil caras precisamente porque cada paciente tiene diversos síntomas y alteraciones, y con diferente intensidad.
Algunos de los síntomas más frecuentes pueden ser: fatiga, problemas de equilibrio y coordinación, trastornos del habla, trastornos de la marcha, trastornos cognitivos, sensibilidad al calor, problemas intestinales o urinarios, dolor, alteraciones visuales, hormigueo, espasticidad y problemas sexuales, entre otros.
Es decir, se dan síntomas motores, pero también sensitivos, cognitivos, etc.
Síntomas de la esclerosis lateral amiotrófica
Los síntomas de la esclerosis lateral amiotrófica son únicamente motores. La debilidad muscular puede avanzar hasta la parálisis y se extiende de unas regiones corporales a otras. Es por eso que afecta incluso a la comunicación oral, la deglución y la respiración, lo cual hace que, en general, los pacientes de ELA experimenten un mayor deterioro físico en comparación con los pacientes de esclerosis múltiple.
La torpeza y la debilidad de las manos y también a veces en los pies, boca o garganta junto con los calambres musculares, suelen ser los primeros síntomas de la ELA. Otros pacientes comienzan con síntomas más llamativos, como son los problemas para masticar o tragar (disfagia), para hablar… Además, es posible que la persona se sienta muy cansada. Poco a poco esa debilidad afectará a más músculos hasta que finalmente casi todos los músculos del cuerpo se vean afectados.
A pesar de este deterioro físico, las personas con ELA mantienen intactas sus facultades intelectuales. Tampoco se ven afectados sus sentidos (vista, oído, gusto, tacto u olfato) ni hay alteraciones de esfínteres ni de la función sexual.
¿Cómo evoluciona cada enfermedad?
La evolución de cada enfermedad marca la diferencia entre ELA y esclerosis múltiple y a continuación desarrollaremos cómo evoluciona cada una de ellas.
Evolución de la esclerosis lateral amiotrófica.
Otra de las diferencias entre la esclerosis múltiple y ELA es que la progresión de la ELA es asimétrica, es decir, progresa de modo diferente en cada parte del cuerpo. Esta grave enfermedad que cursa sin dolor, pero no tiene cura, puede que tenga una evolución lenta durante varios años. Aunque por lo general suele llevar una progresión más o menos rápida de unos 3-5 años, pudiendo llegar a los 10. Aunque no olvidemos que hay casos, como el del conocido físico británico Stephen Hawking que convivió con la enfermedad más de 50 años, lo que demuestra que la evolución de la ELA varía de una persona a otra.
Progresión de la esclerosis múltiple
En el caso de la esclerosis múltiple, la progresión de la enfermedad es muy dispar entre los pacientes y no siempre produce discapacidad. Hay personas que tienen lesiones inflamatorias durante años sin mostrar ningún síntoma y otros, por el contrario, empeoran gradualmente desde el inicio.
Dependiendo de la progresión de la enfermedad, existen actualmente cuatro tipos básicos de EM, que son:
1-Síndrome clínico aislado. Se conoce así a los casos en los que se da un primer y único brote de síntomas causados por la inflamación y desmielinización. La recuperación, puede ser completa o parcial.
2-Esclerosis múltiple remitente recurrente (EMRR). Es la forma más habitual en la que se presenta esta enfermedad. Consiste en brotes imprevisibles que duran unos días o semanas y finalmente desaparecen totalmente o dejan alguna secuela.
3-Esclerosis múltiple secundaria progresiva (EMPS). En la mayoría de las personas diagnosticadas con EMRR, cuando la enfermedad empeora con el tiempo, evolucionan a una progresión continuada con o sin remisiones de poca importancia.
4-Esclerosis múltiple primaria progresiva (EMPP). Solo entre el 10 y 15% de las personas se les diagnostica este tipo de esclerosis múltiple que se caracteriza por el empeoramiento progresivo de la función neurológica y de la discapacidad desde el inicio de los síntomas sin experimentar recaídas ni remisiones.