Tratamiento del ictus hemorrágico

Sufrir un ictus puede ser algo totalmente devastador. No solo porque esta enfermedad, que es primera causa de muerte en mujeres y segunda en hombres, afecta al plano físico, cognitivo o neurológico, sino porque también impacta en el ámbito psicológico, social y emocional de quien lo sufre y su familia. 

De ahí la necesidad de enfocar el tratamiento del ictus hemorrágico o isquémico de forma integral para abordar las diferentes consecuencias.

¿Qué es un ictus hemorrágico?

El cerebro está muy irrigado por vasos sanguíneos de distinto calibre, con el fin de que el oxígeno llegue de forma continua a nuestro órgano más importante. Cuando sucede un ictus o accidente cerebrovascular, una parte del cerebro deja de disponer de sangre oxigenada y nutrientes, lo cual genera una serie de fallos que pueden ser patentes en todo el cuerpo, ya sea a nivel sensitivo, de movilidad, de memoria, etc.

El ictus hemorrágico es un tipo de accidente cerebrovascular (ACV) que ocurre cuando hay una ruptura en una arteria cerebral, resultando un sangrado en el cerebro. Debido a esta hemorragia, se produce una hinchazón y un aumento de la presión en el cráneo que daña las células cerebrales y el tejido cerebral adyacente.

Aunque el ictus hemorrágico suele ser menos frecuente que el ictus isquémico, producido por la obstrucción de una arteria cerebral, las consecuencias son similares. En ambos casos, el flujo sanguíneo del cerebro se ve reducido, las células cerebrales mueren por no recibir el oxígeno, y se produce un daño cerebral. 

Causas del ictus hemorrágico

Determinados defectos en los vasos sanguíneos cerebrales pueden aumentar el riesgo de sufrir un ictus hemorrágico, pero también encontramos otras causas: 

– Aneurisma cerebral: Se trata de un abultamiento en la pared de un vaso sanguíneo del cerebro que puede debilitarse y eventualmente romperse, provocando sangrado en el cerebro.

– Malformaciones arteriovenosas: Consiste en anomalías en la estructura de los vasos sanguíneos cerebrales que pueden aumentar el riesgo de ruptura y hemorragia.

– Hipertensión arterial: Si la presión arterial es elevada, esto puede dañar las paredes de las arterias cerebrales, aumentando el riesgo de hemorragia.

– Traumatismo craneal: Sufrir lesiones en la cabeza puede causar daño en las arterias cerebrales y causar hemorragia.

– Tratamiento con anticoagulantes: Los medicamentos que reducen la capacidad de coagulación de la sangre, pueden aumentar el riesgo de hemorragia.

– Consumo de drogas ilícitas: Algunas drogas, como la cocaína, pueden aumentar el riesgo de ictus hemorrágicos.

Síntomas del ictus hemorrágico

Los síntomas del ictus hemorrágico pueden variar, dependiendo del lugar en el que se produce el accidente cerebrovascular. Normalmente, suelen ser de rápida aparición, aunque también pueden surgir síntomas del ictus hemorrágico de manera intermitente durante uno o dos días:

Tipos de ictus hemorrágico

Dentro de las hemorragias intracraneales o ictus hemorrágicos podemos diferenciar esencialmente tres categorías: 

  • Hemorragia intraparenquimatosa 

Es un tipo de hemorragia localizada dentro del parénquima encefálico. Se produce de manera espontánea favorecido por determinados factores de riesgo, como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus o la edad que van dañando de manera silenciosa la pared arterial, favoreciendo así su ruptura. Además de dañar el tejido cerebral sobre el que se produce la lesión, la hemorragia también va a ocupar un volumen dentro del tejido, lo que produce un desplazamiento y compresión del tejido sano de alrededor. 

  • Hemorragia intraventricular

Si la sangre, además de alojarse en el parénquima encefálico, invade el sistema ventricular entonces se denomina hemorragia intraventricular. La presencia de sangre en estos ventrículos puede bloquear el flujo normal del líquido cefalorraquídeo, aumentando la presión intracraneal. Esto puede conducir a complicaciones adicionales y a un mayor riesgo de daño cerebral.

  • Hemorragia subaracnoidea

Este tipo de ictus hemorrágico implica el sangrado en el espacio entre el cerebro y las membranas que lo cubren (las meninges), conocido como espacio subaracnoideo. En la gran mayoría de las ocasiones, este tipo de ictus hemorrágico está producido por la rotura de un aneurisma. Se caracteriza por su extrema gravedad con una alta mortalidad inicial y por la posibilidad de complicaciones secundarias también importantes. 

Secuelas del ictus hemorrágico

El ictus hemorrágico puede dejar diversas secuelas que dependen de factores como la gravedad del sangrado, la ubicación en el cerebro y el tiempo transcurrido hasta recibir tratamiento. Algunas de estas secuelas son:

Dificultades motoras, como debilidad o parálisis en una parte del cuerpo, afectando la movilidad y el equilibrio.

-Dificultades para hablar, entender el lenguaje o expresarse claramente.

-Problemas cognitivos, como es el deterioro de la memoria, la concentración y otras funciones cognitivas.

-Cambios en la personalidad o el estado de ánimo, como depresión, ansiedad o irritabilidad.

-Pérdida de visión 

-Cambios en la sensibilidad táctil.

-Dificultades en el control de los esfínteres.

-Epilepsia.

-Problemas de deglución que pueden afectar a la alimentación y la nutrición.

Tratamiento Neurorrehabilitador del ictus hemorrágico

En Lescer somos especialistas en el tratamiento del ictus hemorrágico e isquémico. Nuestra clínica aúna la experiencia de tres décadas dedicadas al tratamiento para el daño cerebral adquirido, junto con la profesionalidad de un equipo multidisciplinar especializado en diferentes áreas: neurólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas, neuropsicólogos, entre otros especialistas. De forma coordinada y personalizada, en Lescer desarrollamos tratamientos del ictus hemorrágico adaptado al daño neurológico y necesidades específicas de cada paciente.

Además del tratamiento inmediato hospitalario, el paciente que ha sufrido un accidente cerebrovascular precisa de un tratamiento neurorrehabilitador, cuyo objetivo es ayudar al paciente a recuperar su autonomía lo máximo posible y adaptarse a su nueva situación para mejorar su calidad de vida.

Puesto que la mayor parte de la recuperación y mejoría tras un ictus se experimenta en los tres primeros meses tras el ictus, es necesario comenzar cuanto antes el tratamiento del ictus hemorrágico. Dicha rehabilitación es un proceso continuo que requiere la participación activa del paciente y el apoyo de un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud.

El tratamiento del ictus hemorrágico que desarrollamos en Lescer es totalmente personalizado y adaptado a las necesidades individuales de cada paciente. Al ser un tratamiento integral, no solo nos ocupamos de recuperar las funciones cerebrales y físicas afectadas, sino también aquellas secuelas del ámbito emocional. 

Para ello, el tratamiento del ictus hemorrágico en Lescer incluye diferentes terapias en las que participan de forma coordinada nuestro equipo formado por 60 especialistas de diferentes áreas:

 El equipo de neuropsicólogas de Lescer se encarga de diseñar el tratamiento del ictus hemorrágico y desarrollar ejercicios específicos que mejoran las funciones cognitivas afectadas, como la memoria, la atención y la concentración. Estos ejercicios están apoyados en la tecnología y técnicas de vanguardia que optimizan al máximo los resultados.

La fisioterapia nos permite mejorar la fuerza muscular, la coordinación y la movilidad afectadas por el ictus hemorrágico, con el fin de ayudar al paciente a recuperar la capacidad para caminar y realizar actividades diarias.

 En Lescer, la terapia ocupacional está adaptada a cada paciente y diseñada para mejorar la independencia y autonomía del paciente a la hora de realizar actividades cotidianas, como vestirse, comer, higiene, etc.

Cuando después de un ictus hemorrágico surgen dificultades en la comunicación, el habla y/o la deglución es necesario realizar terapia con el logopeda para tratar de recuperar estas funciones.

El apoyo emocional es esencial para nuestros pacientes que tienen que lidiar con los cambios vitales y emocionales surgidos ante las secuelas del ictus hemorrágico. Nuestro equipo de psicólogos ofrece también las herramientas necesarias para que la persona pueda gestionar mejor el estrés y la ansiedad que se genera ante sus nuevas circunstancias.

Preguntas frecuentes sobre ictus hemorrágico

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La esperanza de vida tras un ictus hemorrágico puede variar dependiendo de la gravedad del ictus, la rapidez con la que se recibe tratamiento, la edad y la salud previa del paciente. En general, el ictus hemorrágico tiende a tener tasas de mortalidad más altas que los ictus isquémicos.

En casos graves, la tasa de mortalidad puede ser significativamente alta. No obstante, muchas personas sobreviven gracias al tratamiento del ictus hemorrágico adecuado y una rehabilitación efectiva. La atención médica temprana y el tratamiento neurorrehabilitador son cruciales para mejorar las perspectivas de recuperación y calidad de vida.

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El ictus hemorrágico es más peligroso porque implica una ruptura de una arteria cerebral, causando sangrado directo en el cerebro. Esto puede llevar a un daño cerebral inmediato, aumento de la presión intracraneal, riesgo de herniación cerebral y, en general, tiene una tasa de mortalidad más alta que el ictus isquémico.

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